Una investigación reciente liderada por el profesor Valerio Carruba, de la Universidad de São Paulo, Brasil, arroja un nuevo riesgo a tomar en cuenta por la comunidad científica planetaria: Nuestro planeta vecino, Venus, podría estar ocultando varios asteroides con riesgo de impactar la Tierra sin aviso: Al menos 20 asteroides comparten órbita con este planeta, ocultos bajo el resplandor de éste, haciendo su evolución impredecible: Están protegidos de acercamientos cercanos a Venus, pero nada impide que se puedan encontrar con nuestro planeta.
Estos cuerpos celestes, apodados “asesinos de ciudades”, representan un riesgo real y poco conocido. Detrás del brillo de nuestro planeta vecino se esconden peligros invisibles que podrían cambiar el curso de la historia humana. Lo más inquietante: algunos ya han sido identificados y su trayectoria es impredecible. Los investigadores explican que estos asteroides "son muy caóticos, con tiempos de Liapunov en el orden de 150 años" (el tiempo de Liapunov indica cuánto tarda la órbita de un objeto en volverse impredecible, es decir que el movimiento de estos cuerpos podrán ser anticipados hasta unos 150 años o menos).
Los asteroides detectados al momento tiene diámetros variables, algunos pudiendo alcanzar los 400 metros, suficiente como para destruir ciudades enteras en caso de un impacto. Pero pese al tamaño, la luz del Sol hace que permanezcan ocultos a nuestras detecciones. Desde la Tierra, nuestras herramientas de observación astronómica tienen un ángulo de visión limitado, y cuando los asteroides se encuentran cerca del Sol, quedan fuera de nuestro alcance visual. Esta es una de las razones por las que su detección ha sido tan complicada.
![Asteroides actualmente descubiertos en órbita dentro del sistema solar interno.]()
Asteroides actualmente descubiertos en órbita dentro del sistema solar interno.
Aunque el Observatorio Vera C. Rubin en Chile, que iniciará operaciones en julio de 2025, promete mejorar la detección de objetos cercanos a la Tierra, sus capacidades son limitadas por las ventanas de observación. La solución, según los expertos, está en enviar misiones espaciales dedicadas, orbitando cerca de Venus, para tener una vigilancia continua y efectiva.
Entre todos los cuerpos celestes identificados en el estudio, hay tres que sobresalen por su tamaño y trayectoria potencialmente catastrófica: 2020 SB, 2020 CL1 y 524522. Estos asteroides tienen diámetros que varían entre 330 y 390 metros. Si uno de ellos impactara la Tierra, la energía liberada sería equivalente a más de un millón de veces la bomba de Hiroshima. El cráter resultante podría tener más de 3 kilómetros de diámetro, suficiente para borrar del mapa una ciudad como Buenos Aires o la Ciudad de México.
Los autores del estudio realizaron simulaciones computacionales que abarcan 36 mil años de trayectorias orbitales. Los resultados fueron claros: existe una población significativa de asteroides ocultos con potencial de colisión con la Tierra, especialmente aquellos con excentricidad orbital menor a 0,38.
En un cosmos lleno de secretos, Venus acaba de revelar uno de los más inquietantes. La pregunta es, si podremos desarrollar la tecnología necesaria para prepararnos frente a un evento de este tipo. La propuesta principal planteada en el trabajo de investigación consiste en diseñar una misión espacial que orbite cerca de Venus y permita monitorear constantemente estos cuerpos celestes ocultos, para así anticipar sus movimientos.