La selva amazónica, conocida como el "pulmón del planeta", desempeña un papel crucial en la regulación del clima global. Sin embargo, la deforestación está alterando este equilibrio, provocando una disminución significativa de las lluvias en América del Sur, de acuerdo a un reciente estudio publicado en AGU Advances.

La cuenca del Amazonas perdió alrededor de 27.000 kilómetros cuadrados de bosque cada año entre 2001 y 2016. De acuerdo al estudio, la pérdida equivalente al 3,2% en la cobertura forestal del Amazonas resultó en una disminución del 5,4% en las precipitaciones regionales. Esta reducción se atribuye a la disminución de la evapotranspiración, proceso mediante el cual los árboles liberan vapor de agua a la atmósfera, contribuyendo a la formación de nubes y lluvias. Además, la pérdida de cobertura forestal provoca un calentamiento y secado de la atmósfera inferior, lo que reduce la convección y, en consecuencia, las precipitaciones, especialmente durante la estación seca.

Diagrama del impacto de la pérdida de bosques en el ciclo del agua durante la estación seca.

Para llegar a esta conclusión, el equipo realizó tres simulaciones del período 2001-2015: dos que incluyeron los cambios en las propiedades de la superficie mostrados en los datos satelitales y una simulación de control. Los investigadores señalan que su estudio destaca el papel fundamental que desempeñan los cambios en el tipo de cobertura del terreno en los niveles de precipitación de la región, así como la importancia de la protección forestal y las prácticas de gestión forestal sostenible para evitar sus consecuencias, entre otras:

• Agricultura: La escasez de agua afecta la producción de cultivos y la seguridad alimentaria.


• Energía hidroeléctrica: La reducción del caudal de los ríos compromete la generación de energía.


• Biodiversidad: Los ecosistemas dependen de patrones de lluvia estables para mantener su equilibrio.


• Salud pública: La falta de agua potable y el aumento de enfermedades relacionadas con el clima son preocupaciones crecientes.

Como antecedente, en regiones como la Amazonía colombiana, la sequía extrema ha afectado a más de 420.000 niños, interrumpiendo su educación y a servicios básicos.

Diferencias medias de 14 años (2002-2015) en la media de la estación seca, tomando en cuenta factores como la cobertura forestal, albedo y cobertura verde.

Entre las conclusiones del estudio, notaron además que si bien la deforestación provocó una reducción en la eficiencia media de la precipitación, por el otro lado en regímenes de alta humedad, la pérdida de bosque provocó un aumento en las tasas diarias de precipitación, lo que confirma investigaciones recientes que sugieren la intensificación de las tormentas impulsada por la deforestación. Esto también conlleva otros riesgos asociados, como el aumento de eventos de inundaciones asociadas al tiempo severo.

Aunque Brasil ha logrado una reducción del 32,4% en la deforestación en 2024, gracias a políticas ambientales reforzadas, aún queda mucho por hacer: Es esencial fomentar y reforzar prácticas de gestión forestal sostenible, restaurar áreas degradadas y fortalecer las políticas de conservación para preservar la función vital del Amazonas en la regulación del clima.